lunes, 14 de febrero de 2011

Así salí de la droga': Juancho de la Espriella

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El exitoso acordeonero de Silvestre Dangond superó este vicio que lo persiguió por 10 años.

Cuando cumplió 13 años de edad, el acordeonero Juan Mario o 'Juancho' de la Espriella, como se le conoce, recibió de regalo por parte de su papá un acordeón. La primera observación que le hizo fue que estudiara porque la música debía ser solamente un hobbie(Vea más noticias de los famosos acá).
El joven no le hizo mucho caso y en su natal Sincelejo comenzó a dar parrandas igualitas a las que su mismo padre, un rumbero "empedernido", se gozaba, con canciones de los Zuleta y de Alejo Durán.
Aunque se graduó de bachiller, el estudio quedó relegado a un segundo plano y por presión de sus padres, que le pedían que estudiara "algo serio", se matriculó en periodismo, pero sólo duró tres semanas. La música lo llamaba y además ya se sentía un hombre independiente. Sobre todo tras la muerte de su papá, que ocurrió para la época de su graduación del colegio, cuando se había acostumbrado a tener su propio dinero. "Para mí lo importante era tocar", dice.
A los 14 años, ya radicado con su familia en Bogotá, convenció a su hermano mayor para que lo llevara a Corferias a conocer a su gran ídolo: el 'Cocha' Molina. Hoy, tras tanta perseguidora, el famoso juglar le dice 'hijo' y de la Espriella le dice 'papá' (Vea acá más noticias relacionadas con vallenato).
Reafirmó que esa vida dedicada al acordeón era lo que quería para su futuro y tras abandonar el periodismo empezó a vivir su época de gloria, pero también de drogadicción.
Diez años en la droga
Su salida del anonimato resultó bastante dura. Desde los 17 hasta los 27 años su modo de vida no fue más que "de trago, droga y mujeres. Vagabundeé fuertemente, el medio era pesado y fueron años difíciles", recuerda.
Sus parrandas eran de casi todos los fines de semana.Comenzaban los jueves y terminaban cuando ya el cuerpo no le aguantaba más. Tocaba de aquí para allá y la cocaína se convirtió en su gran aliada para sentirse activo. "Me contagié de todo y tomaba lo que fuera", explica.
No le importaba incumplir presentaciones, que para ese entonces ya eran muchas. Tocó con Miguel Osorio, Miguel Cabrera y Peter Manjarrés. Con Cabrera grabó su primer CD y terminó con tres.
Luego se topó en el camino con Peter y el panorama se le hizo más comercial. Con él hizo cuatro discos, pero tuvieron algunos inconvenientes y se separaron. Llegó entonces Silvestre Dangond.A la par, Juancho conoció el amor que le cambió la vida: Dolly, quien hoy es la mamá de su hijo Salvatore, de dos años, y de Manuela, que nacerá en mayo, fue la base para su transformación(Vea más noticias del cantante vallenato Silvestre Dangond).
Además, un encuentro con Dios le hizo tomar otro camino en su vida. "Ella me puso un ultimátum y yo le prometí dejar el alcohol para poder abandonar la droga, y aunque eso no eran más que promesas, ella empezó a estar tanto a tiempo a mi lado que empecé a dejar ese camino. Me di cuenta que dejando de beber sí se me solucionaba el tema de la droga. Mi vida se transformó", explica el acordeonista.
Y aunque admite que en ese camino hubo crisis y bastantes recaídas, hace cuatro años que se declara libre de la droga."Dios llegó a mi vida y encontré otro camino. Empecé a darme cuenta de cosas que no lograba hacer si estaba ahí y mi vida empezó a recibir bendiciones. Conocí a Silvestre, grabé 'Pidiendo vía' con Diomedes Díaz y el éxito comenzó a sonreír", añade.
Con Dangond lleva ocho años de unión y asegura que al igual que en un matrimonio, la tolerancia y el respeto mutuo ha hecho que superen los impases. "Hemos sido conscientes de que tenemos una sociedad bendecida.No podemos darnos el lujo, ya sea por un problema personal o por cualquier otra cosa, de romper algo que está dando tantos frutos", asegura.
Ahora está descansando, pero en pocos días partirá hacia Miami a cumplir dos presentaciones, luego estará en el Carnaval de Barranquilla y posteriormente se dedicará con Dangond a grabar lo que será su próximo álbum.
10 años en ese ritmo: Las parrandas le duraban hasta cuatro días seguidos. No le importaba fallar a las presentaciones que tuviera al otro día.
Familia: Su esposa Dolly fue clave en su proceso de recuperación. Aquí con Salvatore.
LUZ ADRIANA VELASCO
DIARIO MÍO
LUZVEL@DIARIOMIO.CO

F  eltiempo.com

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