John Leguízamo, el actor colombiano de Hollywood, paseó por Medellín, habló de cine y tomó guarapo

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El actor, recordado por 'Carlito's Way', no sólo encontró locaciones para la película que piensa hacer sobre su vida sino que se reencontró con sus raíces

Usted debería ser mi papá", le dijo con timidez y un anhelo enorme Déiver Builes, un niño de 14 años que se gana la vida como guía en el populoso barrio de Santo Domingo, a un desconcertado John Leguízamo.

El reconocido actor de Hollywood se quedó sorprendido y no atinó más que a preguntar: "¿Qué quieres ser cuándo seas grande?".

"Piloto", respondió Déiver con convicción. "Tranquilo, que todo lo que sueñes lo puedes lograr", le aseguró Leguízamo.

El actor, de 46 años, nacido en Bogotá, que ha estado en películas al lado de Robert de Niro y Al Pacino, pasó desde el domingo hasta el miércoles en Medellín, donde fue atendido como toda una celebridad. Recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde, Alonso Salazar; recorrió la comuna Santo Domingo; se subió al metro y al metrocable; charló con jóvenes de cine, y probó desde guarapo hasta suero.

Leguízamo, que estaba con su esposa, la productora Justine Maurer, y su hijo Lucas, de 10 años, estuvo buscando locaciones para una película sobre la historia de su vida, pero aprovechó para volver a sus raíces, pues sólo vivió sus primeros seis años en el país.

"A veces me siento hablando como pastuso", dijo el actor, que tiene problemas con el español, frente a más de 500 jóvenes, que el martes lo escucharon hablar de las cerca de 50 películas en las que ha participado, como Carlito's Way y el Moulin Rouge.

Salía del Hotel Intercontinental, a reconocer la ciudad, ajeno a todo protocolo, con su bluyín caído y unas gafas, que solo se quitaba para mirar la gente a los ojos.

Paseó, algunas veces escoltado por periodistas, y otras, de incógnito. En muchas partes, como el metro, la gente no lo reconoció. Sólo una mujer sesentona le dijo: "Mucha suerte, don John, y ojalá grabe muchas películas".

"Nosotros lo imaginábamos como un gringo nacido en Colombia. En las conversaciones uno puede sentir que es colombiano. Está muy enterado de su país y es de una frescura que luego de 156 minutos de hablar con él, uno se olvida que se trata de ese gran actor", expresó Víctor Gaviria, director del Festival de Cine Colombiano en el que participó el actor, quien lo acompañó en sus correrías.

'Aquí uno respira sonrisas'
En una de esas tertulias, en el Restaurante Carmen, coincidieron con Luis Fernando Santos, presidente saliente de la CEET. El dueño del lugar, Diego Ángel, los presentó. Santos, emocionado, le dio gracias por reconocer que es colombiano en todos los escenarios del mundo donde ha estado.

De sus experiencias gastronómicas en la ciudad, Leguízamo se fascinó con un 'guarapo envenenao' (con ron), que acompañó con mucha carne de cerdo y papas fritas, plátano, remolacha, suero costeño, mantequilla de aguacate y hogao (guiso) antioqueño.

En su último día, seguía empeñado en su proyecto autobiográfico y visitó a Santa Fe de Antioquia, un pueblo de valor patrimonial, a una hora de Medellín.

"Aquí uno respira gente, respira sonrisas... es tan fácil inspirarse viendo a toda esta gente... durante estos días he visto a muchas personas que pueden ser personajes para mis películas, y muchas historias en cada lugar que las convierto en películas", confesó el actor, que ha pasado por Broadway y fue nominado al Globo de Oro.

Leguízamo se fue con muchos regalos. Recibió el libro Verdugo de verdugos de manos de su autor, Fabio Restrepo, el conocido protagonista de la película Sumas y restas, y un sombrero que le perteneció al fallecido humorista paisa Guillermo Zuluaga 'Montecristo', que le dio Crisanto Vargas, 'Vargasvil'.

A pocas horas de partir, ya su léxico incluía palabras como chévere, 'chimbo', 'man', 'taleguito' y 'parce'. Al salir del hotel rumbo a Nueva York dijo a la prensa: "Quiero hacer una obra de teatro y presentarla aquí. Sé que lo más probable es que no sepa escribir pero no me importa, me gusta, tanto como actuar. Sólo espero volver pronto para poder perfeccionar mi español".

ANGÉLICA CERVERA AGUIRRECORRESPONSAL DE EL TIEMPOMEDELLÍN

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