viernes, 27 de agosto de 2010

César López pone la cara contra la violencia

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A César López, el músico de la escopetarra, la sensibilidad se le nota. Su capacidad de conmoverse con las tragedias ajenas, quizás, tiene un grado más alto que el del común de la gente.


Sin embargo, aunque se deja afectar a veces hasta enfermarse, ha descubierto que su vocación artística pasa precisamente por ese camino: el de escuchar a las víctimas de la violencia y convertir su voz en música, que a su vez busca abrir las mentes de quienes están ajenos a esta problemática.


López va de una región a otra de Colombia, llevando esperanza con su música y encontrándose con personas como la madre que al hablar con el victimario de su hijo perdió el habla.


Lo de la escopetarra es apenas un aspecto visible y pequeño en comparación con el trabajo social que López se ha echado encima. Y después de sus discos instrumentales Alas de prueba, López decidió presentar en un álbum roquero, en el que reunió las voces de artistas como Andrea Echeverri, Fonseca, Andrés Cepeda, Natalia Bedoya, Santiago Cruz, algunas de las historias, la mayoría dolorosas, que ha conocido de primera mano. El álbum, de distribución gratuita, se titula Toda bala es perdida.


El disco recoge un trabajo de años: López se remonta al 2003 y dice que la primera canción de Toda bala es perdida nació en ese año, escrita en la bolsa de mareo de un avión.


De hecho, Lopez llegó a obsesionarse por escribir en ellas, tanto que llegó a tener una colección de unas 400 bolsas de este tipo con los embriones de sus canciones. "Después pensé en un proyecto que fuera responsable con los contenidos, el alcance de los mismos y la promesa que se le hace al oyente", cuenta.

Sus canciones vienen en el álbum, acompañadas de un cuadernito de 80 páginas que, además de las letras de los 17 temas, incluye textos sobre los temas que inspiraron las canciones y plantea preguntas como: "¿Por qué justificamos la muerte violenta de unos y rechazamos la de otros?", que corresponde a la canción que le da nombre al disco.


¿Qué tanto se deja afectar por las historias?

Mucho. Hace poco fui a Granada (Antioquia), donde fue el bombazo del año 2000, a hacer un taller. Después de ir, llegué vuelto miseria a la casa en Bogotá, con dolor de espalda y me ponía a llorar sin ninguna explicación. Entonces fui a la psicológa y me dio consejos para hacer cierres emocionales: uno termina cargándose una responsabilidad que no le corresponde. Por ejemplo, allí llegaba y alguien me contaba cómo desaparecieron a su madre y a su hermano y yo pensaba: ¿Qué puedo hacer por ellos si sólo tengo una guitarra y unas canciones? ¿Hasta dónde llegan mis posibilidades?


¿El disco le ha ayudado a encontrar respuestas?

Es un disco que tiene cómo tarea inspirar a la gente, que la gente se despierte, se motive y genera otra acción. Mucha gente vive una situación difícil y dice: "Yo estaba ahí y respondí con esta poesía, esta pintura o esta acción de no violencia". Y la pregunta que siempre me hacen es si la música realmente sirve para eso. Y llegué a la conclusión de que la música siempre está como a dos pasos atrás de la paz.


La música tendrá que estar encargada de construir seres humanos sensibles que deberían ser capaces de hacer la paz.


Otra cosa que descubrí con este disco es que hay dos maneras de hacer las cosas en la música: una, con conciertos gigantescos tratando de llevar el mensaje a la mayor cantidad de gente, y otra, uno por uno, un camino que me va a tomar más tiempo.


Consiste en sentarme con un grupo de diez, discutir con ellos y tocar las canciones, decirles: aquí vamos a hablar de violencia contra las mujeres y cuál es la historia.


Los pelados salen siempre de los conciertos diciendo: yo quiero contar esto en mi barrio, mostrar el disco.


-Quien lo ve como un artista que pretende cambiar el mundo con música podría tildarlo de ingenuo...

En realidad, esto ha sido muy poderoso. No tengo ningún título universitario, pero callejeros sí que los tengo todos. Por estar tratando de acercarme a la gente me han dicho mamerto, ingenuo, inocente.


Me han dicho cosas feas, bonitas, regulares. Yo estoy recorriendo un camino en el que me siento muy solito. No hay con quién compartir la ruta para medir resultados o comparar metodologías. Para este disco se me ocurrió una especie de documento investigativo, pero a la vez tiene un look muy comercial, con estrellas de la música nacional, pero con un contenido pesado, de reflexión en torno al conflicto armado, las relaciones de género, cosas densas.


Y por otro lado, es la primera vez que me enfrento a un escenario.

En mis discos anteriores no ponía fotos mías, en Invisibles Invencibles, las estrellas eran ellos; 'Alas de prueba' fue un disco casi clandestino; pero un periodista me dijo: "Ponga la cara" y esta
es la primera vez que me siento como echado al escenario, con las implicaciones que puede tener un disco como estos, ir a las alfombras de los premios, no sé.


¿Siempre le huyó a las luces del estrellato?

En Cúcuta, un peladito me dijo: "Su música está muy bonita, pero por qué Juanes es más famoso que usted". Me quedé pensando que, de alguna manera, esos pelados me han dado historias, de ellos he sacado el contenido y esperan que salga y defienda lo que se hizo, que me pare firme, diga las cosas como son y cuenta las historias que ellos me contaron. Eso empieza con este álbum y me siento como si acabara de empezar en la música. Hay una cantidad de gente que me dio sus historias, sus caras y sus preocupaciones y siento como si me hubieran dicho: "Mijito, vaya allá y me defiende, saque la cara por nosotros, cuente lo que oyó". Por eso, el disco va a ser gratis, se va a descargar gratis.


Un disco inspirado en tragedias, ¿podría deprimir al oyente?

El disco está en positivo, como diciendo: "Sacúdete, hombre, que la cosa es difícil, hay que ponerse las pilas". Las preguntas van encaminadas a movilizar cosas positivas.


¿Cómo despertó esta faceta rock?

La historia empezó antes, cuando construí la escopetarra, me dijeron: "¿Eso suena? Entonces toque". Así que tuve que componer algo para interpretar con la escopetarra. Una vez lo hice, me dijeron: "Cante" y yo no canto. Pero, bueno, lo hice porque había lugares a donde no podía llevar cantante, así que tuve que ponerme a cantar a las malas y me preparé oyendo a Manu Chao y a otros que cantan "feíto" y son estrellas para decir: Yo puedo.

Antes, ponía a cantar mujeres con voces virtuosísimas, pero es distinto cuando ellas no han estado ahí. La primera cancioncita fue El tigre y el domador y empecé a armar un repertorio.

Cuando estoy cantando, cierro los ojos y me pasan por la cabeza el peladito de la calle, la tienda de la esquina, el desplazado: eso le da a la interpretación una carga emocional alta. Empecé, en ese proceso, a armar una banda de rock, que no podía presentar en ningún lado, porque seguía viajando y el concierto era en la puerta de la tienda, sentado sobre la canasta de gaseosa.

Entonces, había un contraste entre el sonido real y lo que podría sonar con la banda en Bogotá. He empezado a devolver los pasos, a tratar de construir una sonoridad cruda, que tenga más relación con el proceso de cómo se hicieron las canciones.

CANCIONES E HISTORIAS

- 'Efraín'

"Es la historia de una madre a la que le desaparecen su hijo y como proceso de reparación de verdad le exige al combatiente decir qué le hizo a su hijo. Cuándo él le cuenta con detalle, la mamá pierde el habla por completo, es un shock muy fuerte. En esta canción traté de volverle a poner voz a la señora, pensando: "Si ella voviera a hablar, qué tendría para decir". La canta Santiago Cruz. Conocí a la mujer que inspiró la canción en el Tolima, justo en los años en que comenzaba la Comisión Nacional de Reparación".


-'Apartadó'

"Hicimos una visita a San José de Apartadó, donde tienen un monumento en el que a cada víctima le van asignando una piedra de un color distinto y se va acuñando, es un movimiento de reparación simbólica. La canción habla de ese monumento: una piedra por cada víctima de un hecho violento"


-'Emergencia'

"Habla sobre la violencia urbana, del estereotipo del pelado que quiere ser el chacho del barrio, con una pistola y tenis Nike".

-'Víctimas'

"Se inspiró en una historia de Puerto Tejada, había un niño de 8 años que era un delincuente teso, andaba armado. Indagando un poco, supe que el niño se había vuelto victimario porque había sido víctima de un padre que lo había maltratado y rechazado. Y el padre, a su vez, había sido víctima del papá. Por eso, juego con la idea del sin fin. Y la pregunta es: ¿En qué momento una víctima pasa a victimario y victimiza?


-'Amaneció'

"Fue una canción que nació el día en que asesinaron a Luis Carlos Galán. Éramos peladitos y estábamos ensayando con nuestra banda, cuando tocaron a la puerta y nos dijeron que paráramos la música, porque habían matado a Galán. Nos callamos y empecé a escribir pedazos de la letra. Cuando la volví a encontrar habían matado ya a muchos más".


-'Los helicópteros'

"Surgió en el aeropuerto La Nubia, de Manizales. Los helicópteros se llevaban a los jóvenes y volvían vacíos, me preguntaba a dónde iban esos muchachos, cuándo volvían, qué tipo de guerra iban a pelear".

Publicado el
LILIANA MARTÍNEZ POLO
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO

F eltiempo.com

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