miércoles, 19 de enero de 2011

Qué le espera a la salud del presidente de Apple, Steve Jobs

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Su enfermedad se ha generalizado, avanza con rapidez y ha reducido sus posibilidades de tratamiento.

Si bien no es la primera vez que Steve Jobs, consejero delegado de Apple, anuncia la toma de una licencia por motivos de salud, los informes sobre su deterioro físico, y el antecedente de un cáncer de páncreas y de un trasplante de hígado, han exacerbado las especulaciones sobre el futuro de este genio de la tecnología.

En agosto del 2004, Jobs (hoy de 55 años) sorprendió a sus colaboradores con un correo electrónico en el que les anunció que estaba afectado por un raro tumor neuroendocrino, producido en las células del islote del páncreas, y que -aseguró- era curable si se diagnosticaba y extirpaba a tiempo, "como en mi caso", dijo.

No obstante, en enero del 2009, y a raíz de nuevos informes sobre la precariedad de su estado de salud, el llamado genio detrás de Apple admitió que estaba afectado por un "desajuste hormonal".

Al parecer, la recaída de aquella época se debió a que el cáncer había hecho metástasis en el hígado, y si ese era el motivo por el cual se buscaba un trasplante, la mayoría de los grupos de especialistas consultados por Jobs le aconsejaron no someterse a este procedimiento.

Expertos coinciden en que, en casos de metástasis como éste, los trasplantes no se indican, porque no resuelve el problema de base, que es el cáncer originado en otro órgano.

Pese a todo, al parecer Jobs se sometió al trasplante en el Instituto de Trasplantes del Hospital Universitario Metodista de Tennessee (Estados Unidos), el 22 de marzo del 2009. Todo indica que, en ese momento, la cirugía resolvió sus problemas más apremiantes de salud.

Pero las recaídas regresaron, y si bien Jobs exhibe la lucidez mental de siempre, sus últimas apariciones en público, y las informaciones aportadas por personas que tuvieron contacto con él, evidencian una marcada delgadez, debilidad y pérdida de la vitalidad.

Desde el punto de vista médico, hay que decir que el pronóstico de Jobs no es bueno. Se presume que su enfermedad se ha generalizado, que avanza con rapidez y que ha reducido sus posibilidades de tratamiento. Hay otro factor en contra: los fármacos inmunosupresores usados por él para garantizar la sostenibilidad del trasplante, pueden potenciar la evolución del cáncer de páncreas.

No puede desconocerse, sin embargo, que se trata del genio de Apple, lo que puede abrirle más posibilidades de tratamiento, incluso experimentales, que pueden prolongar su vida.
Carlos Francisco Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO

F  eltiempo.com

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