domingo, 8 de abril de 2012

El misterio de la urna funeraria

El misterio de la urna funeraria


Alex Reed estaba haciendo escalada por las rocas de la costa de Warrengton (Oregón, Estados Unidos) cuando vio entre dos piedras: un objeto de plata, abollado, en el que se podía leer en letras de cobre: "William George Kennedy, 1870-1925". Tenía pinta de ser demasiado caro como para andar abandonado. Lo metió en el coche y lo llevó a casa de un amigo. Fue entonces cuando descubrió que el objeto era, en realidad, una urna. Y que dentro contenía las cenizas que deberían ser el cuerpo del hombre que aparecía en la inscripción. A este adolescente de 17 años le picó la curiosidad.
Acudió a la funeraria de su ciudad, la Hughes-Ransom Mortuary, para que le ayudaran a investigar. ¿Quién era el tal William George Kennedy que portaba la urna? ¿Cómo acabó en tan mal estado entre dos rocas de la costa de Oregón? ¿Habría descendientes buscándola? El director, Tom Preston, decidió hacerse cargo de la investigación. "La ayuda que recibió fue absolutamente fundamental", ha dicho Preston. "Han venido genealogistas y una mujer de Oregón decidió reunir a un equipo de voluntarios que han estado trabajando día y noche".
Su primer paso fue contarle la historia a los medios locales, con la esperanza de que llegara a la familia. "Esperaba encontrar algo razonablemente reciente", prosigue Preston. "Algo como que la familia directa de Kennedy había ido a tirar las cenizas al mar pero se había dejado la urna o algo así".
La realidad fue diferente. El equipo dio con el obituario de un inglés llamado William George Kennedy que había vivido en la Columbia Británica (Canadá) durante una temporada antes de mudarse al estado de Washington, donde murió el 9 de abril de 1925. Según el documento, Kennedy era un experto en jardinería que había vivido en Canterbury (Inglaterra) antes de mudarse a Canadá en 1922 y luego a Estados Unidos. Vivió en Oregón muy brevemente antes irse otra vez para Washington donde él, y su mujer Adelia Clohessy, regentaron un hotel antes de morir.
Decía el documento que Kennedy había estado casado dos veces y había tenido cuatro hijos con su primera mujer en Inglaterra y otros tres, con su segunda mujer, en Canadá. Se dirigieron a los ingleses y, efectivamente, encontraron a una bisnieta que afirmaba llevar años buscando la urna. "Aún tenemos que asegurarnos más", ha avisado Reed. "No queremos dar los restos mortales de alguien a una persona que puede no ser su heredero".
"Los restos no contienen ADN así que no podemos estar 100% seguros", ha matizado también Preston. "Pero no parece haber nada ahí fuera que encaje tan bien como esto".
Ahora Reed espera conocer a los descendientes de Kennedy y contarles la historia de cómo recuperó la urna. "Si hubiera perdido la urna de mi bisabuelo y alguien la hubiera encontrado, esperaría que alguien me la entregara. Moralmente, creo que es lo correcto".

F  yahoo.com

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