Por que el regimen de corea del norte genera y proboca tanto
temor
Corea del Norte, bajo
el mando de su no probado joven líder Kim Jong-Un, ha intensificado las
amenazas hacia Corea del Sur y Estados Unidos a niveles sin precedentes y con
mucha más intensidad que nunca.
Un torrente de advertencias ha fluido del vocero norcoreano,
incluida una promesa de ataques nucleares preventivos contra Estados Unidos y
exhortos a “romper las cinturas de los enemigos locos, totalmente cortar las
tráqueas y así claramente mostrarles qué es una guerra real”.
La política de riesgo controlado, el bluff, y la
fanfarronería son elementos almacenados en su paquete de herramientas de
política diplomática, pero, ¿por qué las amenazas han crecido y qué tan
preocupados debemos estar?
¿Corea del Norte está jugando el mismo papel que siempre, o
la jugada de un arrebatado líder joven representa una nueva amenaza que no
podemos darnos el lujo de ignorar?
En algunos aspectos, hemos visto esta película antes. Corea
del Norte ha usado su bluff y fanfarronería como una forma de autodefenderse
para mantener a sus posibles enemigos con la guardia baja, para fortalecer su
control político interno, magnificar las amenazas para promover la unidad
nacional y simbólicamente expresar su insatisfacción cuando las tendencias
internacionales no están a su favor.
Este año, factores convergentes obligan a Corea del Norte a
generar una respuesta más fuerte de lo normal frente a lo que parece una mayor
presión internacional.
La resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para
aprobar sanciones financieras a Corea del Norte luego de las pruebas nucleares
y de satélite fue más fuerte de lo esperado, y coinciden con los ejercicios
militares de EU y Corea del Sur para mostrar la determinación política para
detener la agresión norcoreana.
El establecimiento de una Comisión de Investigación de la
ONU para la situación de derechos humanos en Corea del Norte mancha el
prestigio del nuevo liderazgo. Las respuestas exageradas de Corea del Norte
contradicen un sentido de vulnerabilidad.
Corea del Norte tiene antecedentes de probar la fuerza de
cada líder de Corea del Sur a través de provocaciones y amenazas, en un
aparente ritual que también determina su estrategia respecto al Sur.
Corea del Sur ha respondido amenaza por amenaza en semanas
recientes, para demostrarle a Corea del Norte que no será chantajeado por la
aparente ventaja nuclear de su vecino.
Los recientes reportes en medios surcoreanos de los planes
para atacar miles de estatuas de Kim Il Sung y Kim Jong Il virtualmente
garantizan que los norcoreanos se involucren en los esfuerzos por defender y
mostrar la lealtad al liderazgo de la familia Kim.
Pero la intensidad y la frecuencia de las amenazas durante
el primer año de Kim Jong Un son incómodamente altas, y generan
cuestionamientos sobre si el pequeño Kim entiende completamente las reglas de
los rituales intercoreanos; sobre si él acepta más riesgos que su padre o si es
más posible que calcule mal y detone una situación grave.
Aún más, nadie puede estar seguro de si los retos políticos
internos o la necesidad de consolidar el control político impulsan al joven Kim
a caminar en el límite.
Históricamente, Corea del Norte ha empleado métodos al
estilo de las guerrillas para provocar, con el uso de elementos de sorpresa y
ambigüedad de atribuciones para evitar riesgos de una completa escalada. Sin
embargo, si Corea del Norte decide seguir con sus amenazas a través de la
confrontación directa, eso evidenciará que algo terrible pasa al interior de su
nuevo liderazgo.
¿Cómo pueden controlarse las amenazas de Corea del Norte? El
comportamiento pasado ha mostrado que al patrón de advertencias siguen
“ofensivas encantadoras” diplomáticas diseñadas para calmar las tensiones y
recoger ganancias diplomáticas en un ambiente general de alivio.
Aunque Corea del Sur y Estados Unidos están aburridos de
este juego, Corea del Sur ha empezado a dar a Corea del Norte oportunidades
para dar marcha atrás en medio de los ejercicios militares de primavera.
El nuevo gobierno de Corea del Sur ha separado la ayuda
humanitaria de las negociaciones por armas nucleares, y el presidente Park
Geun-hye ha retenido una rama de olivo en forma de una política de confianza,
que promete esfuerzos paso a paso para estabilizar las relaciones
intercoreanas.
Dada la necesidad contradictoria del liderazgo de Corea del
Norte porque Corea del Sur sea un enemigo y una fuente de apoyo económico, esta
parece ser la fase más complicada para lidiar con los norcoreanos mientras su
conocida estrategia de alternar entre amenazas y diplomacia continúa con
rendimientos decrecientes.
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