martes, 26 de marzo de 2013

Un tercio de las separaciones causadas por el mal dormir de los hijos



Un tercio de las separaciones causadas por el mal dormir de los hijos

Cuando nace nuestro primer hijo, ya vamos avisadas de que nos tocarán algunos meses de mal y poco dormir, levantarse dos o tres veces por noche, etc, pero esa situación puede no terminar al tercer ni al sexto mes. Las malas noches de nuestros hijos son, de acuerdo con un estudio, la causa de un tercio de los divorcios o separaciones de parejas con hijos.

A través de dos mil encuestas telefónicas, se recogieron respuestas de padres y madres con niños pequeños acerca de los horarios y la disciplina de sueño de sus hijos, y de cómo afectaba ésta a sus vidas. Por lo que se puede ver en los datos, afecta y mucho. Un treinta por ciento de los que han tomado el paso de la separación culpaba a las noches sin dormir y al llanto nocturno de los hijos.
La media de horas de sueño para estos padres era de seis por noche, y en raras ocasiones de forma ininterrumpida. Pero el estudio, iniciativa de Channel 4 para un programa de la cadena británica, contado por el Daily Mail, arrojaba más datos interesantes.
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El 11 por ciento admitía haberse hecho el dormido alguna vez para que la pareja tuviese que levantarse a atender al hijo (no se aclara en qué porcentaje lo hacía el padre o la madre). Otro 11 por ciento respondía que se había decidido por cerrar la puerta para silenciar los llantos o llamadas. Uno de cada veinte padres en la encuesta contaba haberse sentido tan machacado al día anterior que había llegado a quedarse dormido en la jornada laboral.
Somos muchos padres los que nos hemos enfrentado a niños que no aprendían a dormir al cabo de los primeros meses, y cuya calidad de vida se vio disminuida drásticamente al no poder realizar al menos cinco horas seguidas de sueño de calidad. La desesperación que produce una mala noche repetida todas las noches... Según Tanya Byron, una de las expertas consultadas, esta generación de niños tiene serios problemas de disciplina que se reflejan también en los hábitos de sueño. Pero es necesario enseñar los límites, puesto que de lo contrario ellos también lo pasarán mal en el futuro.

No sólo problemas familiares, sino también de conducta, aprendizaje y concentración, pueden sufrir estos niños si se van haciendo mayores y no aprenden a dormir de seguido, las horas suficientes para el descanso de su mente y de su cuerpo. Y las consecuencias en los nervios de los adultos no son menores por lo que podemos ver.
Y a ti, ¿te ha tocado tener un hijo que no aprendía a dormir varias horas seguidas por la noche y trastocaba el descanso de todos?

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