miércoles, 22 de septiembre de 2010

Joe Broderick se encuentra con su primer amor: el teatro

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Aquí escribió dos libros polémicos que ya son clásicos: Camilo Torres, el cura guerrillero, considerada la mejor biografía del sacerdote revolucionario, y El guerrillero invisible, sobre Manuel Pérez, fallecido líder del Eln.

Más allá de su pasión académica por la historia reciente del país, Broderick vibra cuando habla de su amor por el teatro y del sueño que se le hizo realidad: actuar en un escenario.

"Soy un actor primíparo", dice, mientras mira la foto del dramaturgo Samuel Beckett: es una imagen pequeña, en blanco y negro, en la que llama la atención la mirada penetrante y un poco dura del autor de Primer amor, que es la primera aventura teatral protagonizada por Broderick.

"Mi padre nos llevaba a todos, los siete hijos, a ver lo mejor de los montajes de la época. Yo tenía como 12 o 13 años cuando me encontré con obras de Shakespeare, como Otello, y con actores como Anthony Quayle, que me impactó por su representación de la decepción amorosa, algo que yo no entendía en ese momento, pero que me dejó una huella muy fuerte", recuerda.

Por eso nunca dejó que ese gusto desapareciera. Siguió viendo obras, escribiendo temas de historia, traduciendo y dictando talleres acerca de esos dramaturgos que se habían clavado en su mente.

En sus clases de la maestría de escrituras creativas de la Universidad Nacional, siempre ha insistido en el carácter jocoso de la obra de Beckett, al que considera un experto en hacer retratos del fracaso y la estupidez humanas, con sarcasmo y belleza dramática.

"Las traducciones de los textos de Beckett que llegan de España son muy acartonadas, por eso se cree que no es chistoso, pero lo cierto es que, en las funciones de mi obra, la gente se ríe mucho a pesar de que es un cuento patético. No hay nada tan cómico como la infelicidad".

Primer amor se refiere a un viejo que recuerda cómo, en su juventud, fue expulsado de su casa y obligado a dormir en una banca, en la que conoce a Lulú, una mujer a la que rechaza, de la que, posteriormente, se enamora y por la que sufre.

"Manolo Orjuela (director de la obra) llevaba mucho tiempo insistiendo en que actuara. Yo ya había tenido algunas experiencias en televisión, pero nunca me había enfrentado a un público en vivo. Conocía muy bien el cuento y acepté participar.

Hicimos unas ocho funciones en la casa de Orjuela y en la de Gustavo Vasco, director del Teatro Nacional, donde me vio Alejandra Borrero, quien quedó encantada con la obra", recuerda Broderick, que no tiene televisión en su apartamento y por eso nunca ha visto su trabajo frente a las cámaras.

Otra cosa le ha sucedido con esta puesta en escena, que está de temporada en Casa Ensamble, en Bogotá. Todos los días se toma un whisky y repasa las líneas de la trama.

"¡Esto es lo mejor que me ha pasado!", insiste y recuerda las palabras de sus amigos Jotamario Arbeláez y Carmenza Gómez: "Tú eres Beckett para nosotros". Y sonríe.

Temporada


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