domingo, 17 de marzo de 2013

El lado más romántico de Napoleón Bonaparte



El lado más romántico de Napoleón Bonaparte

Era un hombre de batallas y solo algo le importaba más que Francia. Su esposa Josefina.

Si nos atenemos a la historia, Napoleón Bonaparte fue uno de los gobernantes más temibles de Europa. Bajo sus órdenes trató de acabar a todos sus opositores y prometió no descansar hasta terminar con los grandes generales británicos. Sin embargo, el emperador de Francia también tenía un lado dócil y sensible.

Hace poco se anunció que la próxima semana se subastará el anillo de compromiso que Napoleón le dio a su amada Josefina. Por la belleza de la joya se percibe que el líder fue gran un amante y no solo un guerrero.

El anillo es sencillo y se compone de dos delicadas “lágrimas” hechas con dos gemas bien talladas. Una es un diamante y la otra un zafiro, ambas bordeadas y puestas sobre una argolla de oro.

La encargada de la subasta será la Casa Osenat en Fontainebleau cerca de Paris y se espera que la puja llegue a un máximo de 15.000 euros.

Napoleón se casó con Josefina en 1796 cuando era un soldado revolucionario de 26 años y su amada, una viuda de 32. No era común que un hombre se comprometiera con una mujer mayor y mucho menos que ya hubiera estado casada.

El primer esposo de Josefina fue Alexandre de Beauharnais, aristócrata que apoyaba la revolución francesa y que murió en la guillotina. Napoleón era un hombre diferente, y hasta su núcleo familiar era escandaloso para la época pues además de casarse con una viuda, ésta ya tenía dos hijos.

La pareja se casó el 9 de marzo después de solo dos semanas de compromiso, pero la anécdota  no para ahí. Solo dos días después de la boda Napoleón dejó Francia para liderar al ejército francés en la invasión a Italia, lo que catapultó su imagen de hombre fuerte y guerrero.

Bonaparte se hizo cargo del gobierno en un golpe de Estado en 1799 y cinco años después fue declarado Emperador de Francia. El líder fue coronado en la Catedral de Notre Dame y luego de poner la corona sobre su cabeza se giró y nombró emperatriz a Josefina.

En 1810 decidieron divorciarse pero en la ceremonia ambos se expresaron devoción. Dos meses después el Emperador se casó con María Luisa de Austria, con el objetivo de obtener un heredero, pero se le oía decir “en realidad me casé con un útero”.

Al parecer nunca olvidó a su venerada Josefina y la mencionó hasta en sus últimas palabras en su lecho de muerte. Algunos textos han escrito que lo último que dijo fue: “Francia. El ejército. La cabeza del Ejército. Josefina”.

El anillo es muy sencillo y no es para nada costoso, pues fue adquirido cuando Napoleón aún no tenía gran fortuna. “Simbólicamente tiene un valor enorme, pero en realidad es un anillo ordinario”, dijo la casa de subastas.

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