martes, 14 de septiembre de 2010

Una mirada al legado de Carlos Pizarro

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Ya vuelvo". Eso dejó escrito Carlos Pizarro cuando abandonó las filas de las Farc, en 1973, a donde había ingresado a finales de los años 60, convencido de que la lucha armada era el camino en un país en el que, consideraba, no había oportunidades para un pensamiento político diferente.

De allí partió para cofundar el M-19. Esa frase también hace parte del nombre de la exposición que el Museo Nacional abrió con el título 'Hacer la paz en Colombia "ya vuelvo", Carlos Pizarro'. Una muestra que busca recordar los procesos de paz adelantados en el país en los años 80 y 90 en los que Pizarro tomó parte y que terminaron -luego de caminos tortuosos- en la desmovilización del M-19.


La exposición, que ya se exhibió en Casa América Catalunya (en España), tiene un significado especial, pues fue curada por María José Pizarro, hija del líder asesinado hace 20 años en un crimen aún no esclarecido y declarado de lesa humanidad.

En dos espacios no muy grandes de la Sala Ideologías, Arte e Industria, del tercer piso del Museo, la exposición tiene un aire didáctico y, a la vez, íntimo. Muestra objetos pertenecientes a la familia de Pizarro, con otros resguardados en el Museo Nacional. Hay también varios videos con discursos del ex guerrillero y uno bastante significativo, con 15 momentos de su vida, el mismo número de balas que le quitaron la vida cuando un sicario lo acribilló en un avión.

Lejos de ser apologética, la exposición muestra el recorrido del M-19: sus aciertos y desaciertos, la manera cómo la prensa informaba sobre su existencia y sus acciones, y los procesos que, con muchas dificultades llegaron, finalmente, a la desmovilización y la paz entre ese grupo y el Estado.

Es algo muy llamativo es que parece hecha para personas que hoy son adolescentes o niños y no vivieron esa época, pues los videos, audios, una suerte de juego en el que quien mira debe destapar varias fotos para ir descubriendo la vida de Pizarro y hasta la altura de los elementos (fueron puestos un poco más abajo de lo común) facilitan que los niños y jóvenes accedan al material.

Llama la atención, también, una vitrina dedicada a la toma del Palacio de Justicia. En ella están los nombres de todos quienes murieron allí, civiles, guerrilleros, magistrados, militares, del DAS, y de los desaparecidos.


A un lado de ella está el audio con declaraciones a la radio del coronel Alfonso Plazas Vega, uno de los encargados de la recuperación a sangre y fuego del Palacio, lo mismo que su conocido casco de combate. Al otro lado, la voz del presidente de la Corte Suprema de Justicia, cuando clama por radio para que se detengan las acciones. Y en medio de ambos audios, una escultura descabezada (propiedad del Museo), una máquina de escribir quemada, una placa de la Corte Suprema retorcida y la greca quemada de la cafetería.



F eltiempo.com

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