jueves, 2 de septiembre de 2010

Publican las memorias del ex primer ministro británico Tony Blair, libro que pisa varios callos

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Blair lamenta los muertos causados por la guerra de Irak, pero defiende la polémica invasión.

En el libro, que lleva por título A Journey (Un viaje), el hombre que transformó la política británica aborda la compleja relación que mantuvo durante la década que permaneció en el poder (1997-2007) con su ministro de Finanzas y luego sucesor, Gordon Brown, a quien acusa de la reciente derrota laborista.

En una de las revelaciones más inesperadas, Blair confiesa que las presiones del cargo lo llevaron a "apoyarse" en el alcohol: "Un whisky solo o una gin tonic antes de cenar, un par de vasos de vino o incluso media botella también. No excesivamente excesivo (sic). Tenía un límite, pero era consciente de que se había convertido en un apoyo", confesó.

Blair, hoy de 57 años, afirma, sin embargo, que "no puede lamentar la decisión de ir a la guerra (de Irak)", aunque "nunca imaginó la pesadilla que se desarrolló" después.

El ex premier mantiene también que derrocar al presidente iraquí Saddam Husein fue la decisión correcta, incluso si al final falló la principal justificación, al no encontrarse armas de destrucción masiva. Al referirse al ex presidente estadounidense George W. Bush, de quien fue el principal aliado en la guerra de Irak, Blair señala que llegó "a admirarlo y a quererlo (...) Tenía una integridad genuina (...) Era, en un sentido extraño, un verdadero idealista".

Contra su sucesor
Algunas de sus reflexiones más duras las reserva para Brown, quien lo sucedió en el 2007, a quien define como alguien "exasperante" y con "cero inteligencia emocional".

Pese a reconocer que se trata de alguien "brillante", Blair dice que estaba convencido de que "nunca iba a funcionar como premier", por carecer de "instinto humano". Aclara quecuando asumió la posición de sucesor era "casi imposible pararlo" sin dañar al Gobierno.

'Cálculo político, sí. Sentimientos políticos, no. Inteligencia analítica, totalmente. Inteligencia emocional, cero', apuntó.

Aznar, un 'duro negociador'

En sus memorias, el laborista Blair recuerda su primer encuentro con el conservador español en unas negociaciones sobre el tratado de Amsterdam en mayo de 1997, pocas semanas después de su llegada a Downing Street.

"José María tenía un escollo importante: necesitaba que el tratado reflejara la posición especial de España como el receptor del respaldo europeo y como un 'gran' país junto con los otros 'grandes', no 'pequeño'", escribe Blair.

Cuando al final de la negociación se le ofreció un compromiso "no malo, pero tampoco bueno", Aznar les respondió: "'No, les dije cuáles eran mis condiciones'. Entonces agregó: 'Me voy a la sala de al lado a fumar un puro'", explica Blair.

Según su versión de lo ocurrido, Blair fue a verle al cabo de un rato para decirle que sólo él "podía salvar" las negociaciones y que los demás estarían "decepcionados" si no se llegaba a un acuerdo ese día.

"'Lo sé y me entristece'", dice Blair que le contestó Aznar antes de sacarse algo del bolsillo y agregar: "'Mira. Tengo muchos más cigarros para fumar'".

"Consiguió sus condiciones", concluye el impulsor del "Nuevo Laborismo".

El ahora enviado del Cuarteto de Paz de Oriente Próximo -EE. UU. Rusia, UE y ONU-, ha dicho que donará el anticipo recibido -unos 7 millones de dólares- y el de la venta a una organización benéfica que da apoyo a antiguos miembros del Ejército.

LONDRES (AFP)


F eltiempo.com

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