Dos recitales
En Cali, este viernes 3 de septiembre, a las 7 p.m., en la Sala Beethoven del Conservatorio de Bellas Artes.
En Bogotá, el sábado 4 de septiembre, a las 7 p.m., en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, y el domingo 5, a las 11 a.m., en el Auditorio León de Greiff.
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Los tres conciertos del destacado violinista canadiense James Ehnes, permitirán el acercamiento a uno de los recientes herederos de la virtuosidad de Niccoló Paganini.
El artista, que ha obtenido varios premios Grammy, Gramophone y Juno, viene a los recitales introductorios del Festival Internacional de Música de Cartagena, que tendrá lugar en enero próximo.
El músico es portador de un violín Stradivarius de 1715, que fue propiedad del maestro belga Piere Martín Marsick, y que hizo parte de la reconocida colección Fulton.
Para el concierto, Ehnes prefirió omitir a Paganini, que hace parte de su más reciente trabajo, y en el programa incluyó sonatas para violín de Bach, Schumann y Beethoven, que también han hecho parte de algunos de sus álbumes en su extensa producción discográfica, un récord de 24 placas publicadas desde 1995.
"Crecí en un pequeño pueblo en Canadá, donde no llegan tantos intérpretes internacionales -explica el violinista-. Si yo quería oír a alguien grande, tenía que hacerlo a través de los discos que había, y por eso para mi, grabar es tan importante, es la forma de llegar a mucha gente que probablemente no tenga una oportunidad de acercarse a mis presentaciones en vivo".
Su debut se dio con la grabación de los 24 Caprichos de Paganini, que ahora, 15 años después, volvió a publicar en un reciente trabajo que estuvo entre las mejores críticas musicales del 2009.
"Creo que cuando escucho la primera grabación, es como mirar una fotografía de hace 15 años, es una persona que luce como yo, pero no es la misma que soy ahora (...) Quería tener la oportunidad de hacerlo de una manera más madura, quería que fuera como un documento duradero acerca de cómo me siento con estas piezas", afirma el artista, de 34 años.
Contrario a lo que suele pasar con las interpretaciones de los Caprichos, la búsqueda de Ehnes no radica, según los expertos, en la virtuosidad o la extravagancia con que pueda tocarlos, sino en la belleza de la composición y la exactitud para recorrer con respeto la obra. La velocidad no está en su presupuesto artístico.
El crítico Andrew Clements, del diario británico The Guardian, destaca como particularidad de este álbum que se desarrolla en 78 minutos, mientras que el mismo repertorio, interpretado por el violinista Thomas Zehetmair, toma apenas 67 minutos.
Aún así, Ehnes no está casado con Paganini: "Algunos también creen que soy un especialista en Mozart y Beethoven; la gente tiene cierta percepción de lo que me gusta porque me han oído tocando algo en especial, y por cómo fue su experiencia al escucharlo -añade-. No puedo decir que alguno sea especial, pero el proyecto de grabarlos sí resulta ser lo más importante: Tomas riesgos y no puedes esperar que a todo el mundo le guste".
Por su calidad interpretativa, a Ehnes lo comparan con los grandes maestros del instrumento. The Globe lo llamó "el Jasha Heifetz de nuestro tiempo", en referencia al genio lituano que está entre los grandes del Siglo XX.
"Es extremadamente halagador. Para cualquier músico, el reto es intentar tocar lo mejor que se pueda, de la forma en que sentimos que la música fluya, y cuando toco, me siento responsable de hacerlo de la forma en que mis sentimientos lo indiquen", explica Ehnes.
El artista dará, de esta forma, la introducción al festival, del que se conocerá el cartel de invitados y la programación próximamente.
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