miércoles, 8 de septiembre de 2010

Homenaje a Alfredo Gutiérrez en sus 50 años de vida artística en el Festival de la Hamaca Grande

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El músico de Sabanas de Beltrán (Sucre) estaba solo y parecía un turista que quería retratarse en la plaza, hasta que tomó un acordeón que le prestó la alcaldesa, Judith Pinedo, y empezó a entonar La paloma guarumera, uno de sus primeros éxitos.

Las palomas de la plaza fueron las primeras en percatarse de que había llegado una estrella y, antes de que él empezara a cantar, volaron sobre su cabeza unas cien.

¿Cómo es eso de que usted no solo es rey vallenato, sino ahora rey de la música sabanera?

Yo nunca me coroné como rey sabanero porque nunca concursé cuando existió, pero me reconocen en la sabana porque difundí sus ritmos en mis inicios, cuando fundé los Corraleros de Majagual, y con ritmos como el porro, el paseaíto, la cumbia y una cosa que yo llamé pasaje, una conjugación del merengue sabanero con el pasaje llanero.

Entonces, ¿no todo lo que toca un acordeón costeño es vallenato?

Pues ahora a todo se le llama vallenato. Incluso, los cantantes nuevos que tocan porros y paseaítos influenciados por los sabaneros lo divulgan como vallenato. Lo que queremos con el Festival es hacer tertulias y conciertos para desmitificar eso y rescatar el estilo de la sabana.

¿Y cuál es la diferencia?

El vallenato es crónica en su literatura y, como lo explica Adolfo Pacheco, su música tiene algo de pique; ese es el estilo del vallenato. Pero en ritmos tiene el paseo, el merengue y la puya y el son, que se tomaron del bajo Magdalena. El estilo de la sabana es diferente. No tiene casi crónica y tocamos en paseo sabanero y en merengue, en cumbia, porro, fandango y más de 20 ritmos, que dependen de dónde provenga el compositor.

JORGE QUINTERO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
CARTAGENA


F eltiempo.com

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